Ultimamente se ha escrito mucho sobre el impacto negativo que las pantallas y el acceso a internet está teniendo en niños y adolescentes. Uno de los problemas de cara al desarrollo de los niños es lo que no hacen mientras están sentados en frente de una pantalla: jugar con niños reales en el mundo real.
En otras palabras, un antídoto efectivo para el excesivo tiempo frente a las pantallas es lo que los niños han hecho por generaciones: jugar al aire libre y de forma espontánea, improvisando juegos y aprendiendo a organizarse y entenderse entre ellos.
La vida sobre programada de muchos padres de hoy y la propia dependencia de ellos de sus teléfonos, tabletas y ordenadores los lleva a recurrir de forma automática a las pantallas como una fuente de entretenimiento para sus hijos. El tiempo que los hijos pasan jugando con otros niños es escaso y las pantallas se usan como sustituto cuando aprenden a jugar desde ellas con sus amigos. Esta dinámica puede que parezca inofensiva cuando son aún pequeño, y hasta puede parecer que hace la vida más fácil en casa. Sin embargo, es una trampa para niños y padres, y ya hay estudios que demuestran el daño causado a nuestros niños y adolescentes. Mientras mayor es el niño, más difícil resulta subsanar el problema.
Seamos honestos, son los padres, no los hijos, quienes pueden prevenir o revertir estos problemas.
En su libro La generación Ansiosa, Jonathan Haith describe la importancia de los tiempos no estructurados de juego con amigos para los niños: la evolución, instaló en los niños la motivación por jugar para que el aprendizaje fuera fácil y posible. Los niños tienen necesidad de jugar. Jugar, describe Haith, permite la repetición de habilidades básicas en un entorno de bajo riesgo donde el niño experimenta retroalimentación de los éxitos y fracasos en un entorno de bajo riesgo. El juego permite al niño desarrollar habilidades sociales, cognitivas y emocionales.
Creo que reconocer los beneficios del juego es a la vez liberador y alentador y confío en que inspire a muchos padres este verano a procurar muchos ratos de juegos entre niños bien sea en el patio de casa, el parque, el campo, la montaña, la piscina o la playa…
¡Permitamos que los niños sean niños!
Les deseo un feliz verano
Pepa