
Ver cómo nuestros hijos hacen lo que esperamos de ellos es sin duda una parte muy gratificante de ser padres. Diariamente los niños crecen, aprenden y hacen un montón de cosas bien. El problemilla es que al pasar el tiempo nos vamos acostumbrando a sus avances, y restamos importancia a las muchas cosas que hacen bien, reservándonos las llamadas de la atención para los momentos en los que nuestros hijos se equivocan.
Enfocarnos en poner más atención a sus logros diarios es una estrategia muy importante para que el niño se anime a dar lo mejor de sí. El reconocimiento continuo de los padres hace que el niño se sienta amado y motivado para seguir escuchándolos y aprendiendo de ellos; además lo anima a lograr más y mejores metas.