«Guarda silencio o di algo mejor que el silencio»

Este es un buen dicho para recordar cuando nos empezamos a frustrar porque nuestros hijos no nos hacen caso. Si en ese momento no se nos ocurre decir algo constructivo que decir es preferible permanecer callados. Gritar, etiquetar, insultar y olvidar nuestros buenos modales nunca son una solución porque:

  • Desvía la atención del problema que nos preocupa. El hijo se ahora se enfoca en la salida de tono del padre en vez de su propia conducta
  • Generan enfado y resentimiento en los hijos en vez de darles oportunidad para reflexionar sobre lo que ellos hicieron
  • Hace parecer que el padre es quien debe resolver el problema
  • Demuestra poca fe en que el chico sea capaz de corregir su comportamiento

Aunque a veces estas reacciones por parte de los padres puedan hacer efecto a corto plazo, a la larga no es un motivador interno en ellos para recapacitar y corregir su conducta. Además, estamos modelamos una forma de actuar antes los momentos de crisis que los hijos van interiorizando.

En vez de responder de forma impulsiva, hagamos un plan para que la próxima vez que nos encontremos en la misma situación podamos comportamos como un adulto en frente de nuestros hijos y hablarles con educación.  Si no, es mejor dejar que hable el silencio.

Yo te puedo ayudar con el plan. Pepa W

Share This:

Facebook
Twitter
LinkedIn
Email