Cuando los niños son pequeños quieren hacer todo lo que te ven hacer a ti en casa, y aunque pueda parecer que nos quita tiempo, es importante aprovechar esa curiosidad innata del niño por aprender e imitar. Es increíble todo lo que un niño pequeño puede hacer, y para ello los animo a observar a un Prescolar Montessori. Yo lo descubrí en el Montessori en el que asistieron mis hijos. Allí se divertían mientras limpiaban el suelo, lavaban sus platos y vasos, limpiaban las mesas, cuidaban sus plantas y una larga lista de actividades que les estaban enseñado. Es lo que llaman lecciones de vida práctica. Mientras estaban allí se ponían sus zapatos, se cambiaban solos, se ocupaban de sus mochilas, de su comida y sabían dónde encontrar todo. El salón está preparado para ellos, y la motivación y la repetición se encarga del resto.
En casa hacíamos demasiado por ellos. No sabía hasta entonces de lo que eran capaces, pero aprendí rápido. Todas las lecciones de vida práctica las podían hacer en casa. Era cuestión de entender la importancia, de planear y de enseñarles poco a poco. Para los niños pequeños es un juego, y a corto plazo puede parecer más trabajo que ayuda … pero en muy pocos años se ven los resultados.
Cuando los hijos son mayores ya no tienen mucho interés en aprender e imitar lo que haces en casa. Es entonces cuando me llegan las quejas de los padres frustrados de ver que los hijos no ayudan nada en casa, que sus cuartos son un caos …. Yo les invito a reflexionar: ¿cuánta importancia y cuanto tiempo han dedicado a inculcarles esos hábitos que hoy te gustaría que tuviesen? Tampoco les podemos exigir de momento lo que no les hemos enseñado con paciencia. En mi experiencia, el enfoque de muchos padres está por un lado en hacerle la vida fácil y divertida a los hijos, y por otro en los logros académicos y extracurriculares. Aprender a cuidar de ellos mismos, de sus cuartos, de sus baños, y ayudar en casa no parece tan importante. Pero si lo es, y mucho. Los hace sentirse útiles, los prepara para la vida adulta y fomenta un espíritu de colaboración y de agradecimiento en la familia.
Enseñarles a estar activos con cosa de la casa es además otro antídoto muy efectivo para el excesivo tiempo sentados y frente a las pantallas.
¡Mantengámoslos ocupados!
Pepa